Pastoral

14-10-2022

EDUCACIÓN AMBIENTAL

EDUCACIÓN AMBIENTAL

EDUCACION AMBIENTAL. Una tarea auténticamente evangelizadora

OCTUBRE 2022

“Comprender quiénes somos es el primer paso para hacer realidad una educación ambiental inclusiva y efectiva”. Un abordaje de la profesora María Marta Rodríguez, especialista en Enseñanza de las Ciencias Naturales, del Departamento de Educación de la Universidad Católica Argentina. 

En diciembre del 2020 fue promulgada la Ley n.º 27.592 o Ley Yolanda, cuyo objetivo es garantizar la formación integral en ambiente. Este reciente hito en materia legislativa nos permite recuperar las nociones y debates que giran en torno al cuidado de la casa común, y articular las acciones que garanticen una educación integral y efectiva de todos los niños, niñas, adolescentes y jóvenes en educación superior. 

La educación ambiental se nutre de nuestra percepción/comprensión sobre el ambiente, por ello quisiera comenzar haciendo una reflexión, o más bien una explicitación previa, que a mi entender resulta primordial. Así como solemos reconocer y decir “soy cuerpo”, aunque no sólo cuerpo, ya que no “tengo” un cuerpo como quien posee una camisa, un pantalón o una pulsera, sino que el cuerpo es parte esencial de mi ser, me atrevo a afirmar justamente en esta línea que “soy naturaleza” y por tanto cuando erróneamente me disocio de la naturaleza como algo distinto a mí corro el peligro de pensar que puedo prescindir de ella, cosa que desde ya no es cierta, ni sana y hasta puede llevarnos a perder la identidad como seres humanos. 

Entender quién es el hombre es el primer paso para guiar el desarrollo de una educación ambiental. La naturaleza nos aporta identidad. A nivel físico aporta todos los nutrientes que nos forman y que nos permiten, tanto a nivel corporal como mental/espiritual, desenvolvernos como seres humanos: alimentarse, respirar, pero también pensar y actuar. Nos aporta el medio para relacionarnos con un otro distinto, pero también, y esto es algo maravilloso en el ser humano, el poder reconocernos y reconocer cada cosa, comprenderla, amarla y cuidarla. Es que somos algo raros, compartimos un montón de características con el resto de los seres vivos y de los animales en particular, pero hay que decirlo ¡somos raros! Tenemos la capacidad de amar y ser amados, de razonar y comprender el valor profundo de las cosas, y es esta, justamente, la capacidad que nos coloca en una posición de servicio y cuidado de la casa común. 

Visto de esta manera, entendiéndose al ser humano como parte de la naturaleza y la naturaleza como parte constitutiva de nuestra identidad personal, la respuesta a la pregunta ¿necesitamos educación ambiental?: ¡Claro que sí! 

Pero para ello resulta necesario un cambio de mirada, dejando atrás el paradigma mecanicista mediante el cual el hombre se considera independiente de su medio natural y vive en la ilusión del medio artificial con el cual lo enmascara y la naturaleza es vista como recurso; para volvernos hacia un paradigma de la complejidad (visión socio-ambiental integral), según el cual entendemos que hombre y sociedad son parte del ambiente. El ser humano es corresponsable consciente de la subsistencia de la vida y del equilibrio y diversidad ambiental.

Tenemos la capacidad de amar y ser amados, de razonar y comprender el valor profundo de las cosas, y es esta, justamente, la capacidad que nos coloca en una posición de servicio y cuidado de la casa común.

Este cambio educativo supone profundizar un camino que lentamente comenzamos a transitar y que el Papa Francisco ha señalado en Laudato Si’ cuando nos dice “aun las mejores iniciativas ecologistas pueden terminar encerradas en la misma lógica globalizada. Buscar sólo un remedio técnico a cada problema ambiental que surja es aislar cosas que en la realidad están entrelazadas y esconder los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial… Somos nosotros los primeros interesados en dejar un planeta habitable para la humanidad que nos sucederá. Es un drama para nosotros mismos, porque esto pone en crisis el sentido del propio paso por esta tierra.”

¿Qué podemos hacer entonces desde la educación formal, para cambiar la gramática hombre-naturaleza? 

  • Educar en base a experiencias complejas y situadas (que integren el saber, el saber hacer y el saber ser)
  • Educar en el desarrollo sustentable: no más, sino mejor
  • Ser antes que tener. La propia realización no está en el consumo.
  • Solidaridad y ciudadanía global: la humanidad es un único pueblo con un origen y un destino en común.
  • Uso responsable y solidario de los recursos. No somos dueños de nada sino administradores temporales. Dejar un mundo mejor del que encontramos.
  • Educar con el horizonte en el bien común, no en la competencia individualista. Todos somos corresponsables de todos.
  • El ambiente socio-natural no es algo dado, sino construido, pero no arbitrariamente sino a partir de un sustrato natural y desde un horizonte ético. Asumir corresponsabilidad en esa construcción.
  • El conocimiento siempre tiene una dimensión práctica (cómo) y ética (para qué). Enseñar conscientemente desde esa multidimensionalidad.

En la formación docente

Un diagnóstico sobre la temática ambiental en formación docente de la Universidad Nacional de La Plata, sugiere que en la escuela, la cuestión ambiental se aborda priorizando los temas formulados en el diseño curricular y lo presentado en los libros científicos o manuales escolares, dándole poca o escasa importancia a la organización pedagógico-didáctica o al enfoque integrado del paradigma de la complejidad. 

Así, el abordaje de la cuestión ambiental presenta una perspectiva principalmente naturalista-ecologista reflejada en acciones como el respetar, cuidar, proteger, preservar, prevenir y/o conservar. Y sólo en algunos casos, dichas expresiones se presentan acompañadas de términos más relacionados con una visión integrada y holística de la educación ambiental como el planificar, desarrollar y entender. 

Por lo tanto, constituye un pilar fundamental y un gran desafío para la educación en su conjunto, promover una nueva relación de la sociedad y de cada ser humano con su entorno, a fin de procurar a las generaciones actuales y futuras un desarrollo personal y colectivo con plena conciencia de sí mismo y del medio. El planteo del desarrollo de aptitudes profesionales, que llevamos adelante en la propuesta de formación docente de la Universidad Católica Argentina, permite abordar la cuestión ambiental desde un paradigma socio-ambiental integral. La clave está en lograr fortalecer propuestas que puedan propiciar una concepción multidisciplinar, compleja e integrada del ambiente en la construcción de propuestas de enseñanza-aprendizaje innovadoras, donde el docente se transforme en investigador de su propia práctica y coordine teoría y praxis desde la reflexión metacognitiva. De este modo, se requiere una acción comprometida de los estudiantes en la definición, investigación y resolución de cuestiones ambientales. Y así facilitar que los futuros docentes puedan abandonar su lugar de observadores del medio como escenario y actuar en su interpretación, planificación y desarrollo. 

Por eso, en la UCA desarrollamos un modelo de formación docente totalmente innovador, buscando crear entornos de aprendizaje inclusivos y efectivos, para que todos aprendan y aprendan bien. Repensamos el currículum y la orientación de la formación docente e incorporamos para la educación profesional entornos de aprendizaje en espacios extra áulicos que permiten explorar e integrar el entorno social y natural. Entendiendo, de esta manera, que las vivencias compartidas fuera del aula, también configuran el aprendizaje de calidad y donde la curiosidad permite el asombro que estimula las preguntas con su posterior investigación y consecuente aprendizaje. 

Es tal el desafío que tenemos en educación que nos aventuramos a soñar y lanzar la primera edición de un Ciclo de Educación Ambiental para la Sustentabilidad, que integra los nuevos enfoques para la educación ambiental, y que comienza el 5 de octubre, especialmente dirigido a docentes y directivos. Proponiendo el abordaje de conceptos, valores, actitudes, procedimientos, métodos y técnicas que enfatizan una visión socio-ambiental integral y permiten actuar en pos del desarrollo sostenible en orden a la Agenda 2030 enmarcada por los Objetivos para el Desarrollo Sostenible, la Convención Marco de Diversidad Biológica y el Acuerdo de París. 

Estamos convencidos que desarrollar una formación docente innovadora e inclusiva que centre sus acciones en el desarrollo de aptitudes para ser y hacer, con ciencia y con conciencia, permite que la educación ambiental conduzca a las generaciones presentes y futuras hacia un desarrollo sostenible basado en la equidad, la justicia social y el respeto por la diversidad biológica y cultural. Integrando así los contenidos curriculares, las estrategias metodológicas innovadoras, el conocimiento científico actualizado y aquellos principios que hacen de la educación una tarea auténticamente humanizadora.

Referencias

Carta encíclica Laudato Si’ del santo padre francisco sobre el cuidado de la casa común

Ramírez, S.M (2012). La temática ambiental en la formación docente. The environmental theme in teacher education. Departamento de Ciencias Exactas y Naturales, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FAHCE) Universidad Nacional de La Plata.

 

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